martes, 10 de noviembre de 2009

¿Es usted el "Tonto de La 5"?

Yo quedé impactado. Los maes lo dijeron sin siquiera verse a los ojos, como quien repite lo mismo todos los días hasta que deja de parecer algo inmoral.
Me imagino que es lo que le pasa al asesino, al ladrón y a algún estafador en bienes raíces. Se hace una vez, se hace dos, y después de 20 veces, ya hasta han razonado y se han autoconvencido de "por qué no es malo", con argumentos que hubieran incluso salvado a Sócrates de la cicuta.

Todo pasó en un bar al que no quiero referirme por su nombre, por lo que lo llamaré "El Observatorio", al frente del Magaly. Un lugar tuanis para su público meta, con las paredes con un perenne papel tapiz florentino (de Urbina, no de Urbano... desde los 90's).

He ido varias veces, sólo la primera por iniciativa propia. Un consejo producto de la experiencia: Pida la cuenta antes de incluso ordenar lo de tomar o de comer. De esta forma, si usted se queda dos horas en el lugar, se la traerán justo a tiempo para cuando tenga que salir. Hay quienes la han pedido desde el momento en que están estacionando, con excelentes resultados.

Estuve en el bar en un evento, tomando mi cerveza habitual y un buen burrito, con una excelente atención por parte del mesero.

Luego de unas horas, y medio organizado para designar chofer, pedí la cuenta.
Los primeros 15 minutos no importaron porque ya había estado en ese lugar. Uno va mentalizado, como a sacar cédula o al Banco Nacional. Pero estaba apurado, así que me levanté para ir a ayudarles.

El mesero me vio y, en ese momento, comenzó a abrir el programita con las mesas. "Justamente ya estaba con lo suyo".
Reviso mi cuenta y había algunos extras:

- Imperiales, que no tomo.
- Bocas como para 3.
- Cigarros, de una marca que no compraría incluso si fumara.
- Coca Colas, que hubiera pedido sólo de no haber
Pepsi.

Le dije que "esto y esto y esto no lo pedí".
- Señor, está en la cuenta.
- En la cuenta las cosas no entran cuando yo no las pido, entran cuando usted las digita en esta maquinita.
- Si está en la cuenta es porque alguien lo pidió.
Realmente estuve decidiendo si yo era una de las únicas tres opciones que en ese momento me ofrecía el mesero: mentiroso, imbécil o sufría de amnesia. Pero no aplicaba ninguna.
- No pedí nada de eso.
El mesero vuelve a ver al cajero:
- Lo que el señor quiere pagar es esto. Esas otras no las quiere pagar.
Me imagino que alguien habrá caído con el truquito de 4 pesos. También me imagino que el mismo mesero lo encontró ingeniosísimo, la primera vez que lo escuchó del inventor, quien sí tenía los recursos mentales.
- ¿Cuánto es lo mío?

En este momento llegó lo que a mí (absoluto desconocedor del mundo meserístico del San José de noche) literalmente "me abrió los ojos".
La dijo sin siquiera mirar al cajero, quien ni siquiera le vio de vuelta.
La frase la dijo sin ponerse rojo, y no lo dijo en voz baja como quien oculta algo de lo que cualquiera se avergonzaría.
Con la frialdad y profesionalismo sólo adquiridos por una práctica sistemática de el lado oscuro de su oficio dijo: "Y el resto se lo pasa a la 5".

No dijo "El resto (lo que alguien pidió pero no sabemos quién) me lo rebaja por no hacer bien mi trabajo".
No dijo "El resto (lo que corresponde a un error) lo pone como pérdida".
No dijo "El resto voy a preguntar en la Mesa 5 a ver si ellos lo pidieron".
Dijo "El resto se lo pasa a la 5".

Yo me pregunto: Si estaba tan seguro de que yo había pedido todo eso, ¿ahora estará igualmente seguro de que lo pidió la Mesa 5?
¿Será que usted o yo somos a veces los de la Mesa 5?
¿Será que antes de pedir yo la cuenta alguien había dicho que "no pidió esto ni esto" y yo era el resultado de "El resto se lo pasa a la 4"?

Una cosa es segura. El que el cajero ni siquiera le haya mirado de vuelta es únicamente el fruto de la práctica más allá de la maestría.
Si va al Observatorio, antes de sentarse pregunte por el número de mesa.

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2 comentarios:

estebs1978 dijo...

Curiosamente yo estaba en ese mismo bar y algo parecido nos pasó a mi y a mi esposa. Teníamos sed y fuimos a pedir un vaso de agua. El vaso de agua nos costó 1,500 colones cada uno (solo botella vendían). Pagámos nuestras dos botellas de agua en efectivo y luego nos trajeron una cuenta por cervezas que no pedimos y por una comida también. Seremos nosotros los tontos de la 5???

Batichango dijo...

En ese lugar siempre pasa algo similar, yo deje de ir hace rato x lo mismo.

Lo unico ke keda es revisar siempre, y parece mentira pero hay una practica ke detesto a muerte y es la de dejar las birras en la mesa, mucha gente lo hace para ke las demas mesas vean lo 'cargas' ke son y lo mucho ke toman, pero me he dado cuenta ke cuando uno hace eso cuesta mucho ke le entuken mas birras.

Lastima ke como consumidor uno sea chuleado por un mesero inepto, o por un conjunto de meseros ke se las ingenian para cogerse a los clientes, lo unico ke ganan es esta reputacion de chulos.